El Schwarzenegger de cuatro ruedas

Por Óscar Ayerra

MOTOR ON

Ayerra

Con el inicio de la saga Corvette, Chevrolet introdujo en 1953 un nuevo concepto de deportivo compacto biplaza muy atractivo, inspirado en los deportivos europeos de finales de los 40. Con la segunda generación, el Sting Ray de estas páginas se tranformó en puro músculo sobre ruedas

22 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El nacimiento del Corvette estuvo ligado a uno de los diseñadores de automóviles más reconocidos del siglo XX, Harley Earl. A este ingeniero y creador industrial, unido profesionalmente al gigante americano GM desde 1927, le debemos diseños que revolucionaron el estilismo de mediados del siglo XX. Aerodinámicas exageradas, parabrisas o burbujas de plexiglás, aletas traseras puntiagudas o infinitos cromados fueron parte de su legado. Pero, sobre todo, convirtió el diseño de carrocerías en un factor de venta clave en la industria automotriz, elevando el estilismo a cánones de estrategia de mercado. Logró tecnificar una profesión que hasta ese momento solía basarse en momentos de inspiración surgidos del talento de ingenieros con dotes artísticas. También le debemos, por ejemplo, la creación del prototipo inicial en arcilla, el cual se podía modelar mil veces antes de pasar a producción. Adaptó conceptos tan controvertidos como el que hoy conocemos como obsolescencia programada, o muerte planificada. Término nacido en 1932 como fórmula de reactivar la economía haciendo que los productos tengan un tiempo determinado de vida, tras el cual deben ser eliminados o sustituidos. Otra estrategia de mercado nacida bajo el mandato de Earl fue el «cambio anual de modelo», donde rediseños, restyling, o versiones especiales nacían casi cada año como una estrategia para revitalizar las ventas. Maniobra muy utilizada hoy en día.

INFLUENCIA EUROPEA

En 1951 Harley Earl observó que algunos de los pequeños vehículos deportivos europeos lograban imponerse en diferentes carreras americanas. Marcas como Abarth, Porsche o Jaguar empezaban a sonar en competición. Estos automóviles habían sido importados por militares americanos tras la Segunda Guerra Mundial. Combatientes que habían podido observar en tierras europeas y de primera mano el potencial de estos deportivos y que más tarde, ya en EE.?UU., los utilizaron en campeonatos locales.

El bajo peso de estos pequeños autos, unido a un potente motor, desarrollaba una agilidad sorprendente. Earl, observando estas características, decide diseñar un nuevo concepto basado en este binomio y con ello, además, rejuvenecer la imagen de Chevrolet, que ya pecaba de algo seria y anodina. En 1952, Mr. E, como se le llamaba por entonces, comienza a desarrollar este tipo de automóvil biplaza cuyo prototipo, el EX-122, vería la luz un año más tarde. Este nuevo concepto estaba compuesto por 46 piezas en fibra de vidrio, una especie de plástico reforzado que facilitaba su mecanizado, además de permitir una mayor libertad en la creación de formas redondeadas a diferencia de la chapa estampada. Enseguida se convirtió en un sinónimo de liviandad y consistencia, ideal para aligerar peso sin perder solidez a altas velocidades.

EL COMIENZO DE UN ICONO

En su presentación en 1953, el nuevo diseño resultó transgresor y muy avanzado para la época, pero las limitaciones económicas impuestas por la casa obligaron a reutilizar piezas de modelos más normales, como un discreto propulsor de seis cilindros o unas suspensiones anodinas. El resultado, en su apartado dinámico, no estuvo a la altura.

Un error que se pudo solucionar a tiempo, ya que tan solo dos años más tarde se le incorporó en producción un propulsor de 8 cilindros de nueva factura gracias al departamento de competición de la marca, que lo utilizó con éxito en carreras como LeMans. El prototipo XP-87 fue uno de ellos.

LA SAGA CONTINÚA

La segunda generación del Corvette, denominada Sting Ray, el protagonista de estas páginas, supuso una ruptura estilística con la anterior generación. Nació como una síntesis a partir de dos programas internos para la mejora dinámica y de confort del Corvette. A partir de la unión de estos dos desarrollos apareció el proyecto experimental XP-720, un plan de diseño que condujo directamente al modelo que vio la luz en 1963. El nuevo modelo estaba lleno de soluciones innovadoras, una línea mucho más agresiva de tipo coupé con una trasera recortada y un capó muy largo. Los faros, completamente ocultos y un cristal trasero partido resultaban sus señas de identidad así como el nervio horizontal que recorría todo el perímetro del auto. Mejoraba en todos los apartados respecto a la generación anterior. El salto cualitativo, tanto en suspensiones, habitabilidad, transmisión o agilidad, era muy notable. El propulsor, de 8 cilindros, resultaba robusto y radical cuya potencia se ofreció entre 300 y 435 caballos, dependiendo de la versión y el año. En 1963, nada más iniciar su comercialización se convirtió, para muchos americanos, en uno de los diseños automotrices más cautivadores y emocionantes del momento. Paralelamente, este modelo tuvo varias adaptaciones y preparaciones de alto rendimiento para competición, llegando incluso a realizar Corvettes de carreras para clientes particulares.

4 AÑOS EN PRODUCCIÓN

Durante su comercialización, el Sting Ray fue mejorando en suspensión, trasmisión o confortabilidad para satisfacer a un cliente cada vez más exclusivo. En 1965 algunos cambios estéticos sutiles afinaron más su estilismo y el aumento de potencia llegaba ya hasta los 425 CV. No podemos olvidar que, si bien las potencias resultaban desorbitadas, en aquel momento, las mediciones de estas se realizaban por caballos de fuerza brutos sin la lógica pérdida al añadir accesorios o transmisión. O lo que es lo mismo, una vez instalado el propulsor en el vehículo, la potencia final bajaba en hasta un 10 o un 15 % de su potencia inicial. Aun así el dinamismo de este modelo era sobresaliente.

En 1967, último año de producción, se añadieron mejoras y modificaciones que lo hicieron todavía más agresivo. Para muchos, el más deseado.

Existió una versión vitaminada denominada z06, que se ofreció con un paquete de carreras del que se realizó una pequeña serie.

A pesar de ser un producto transgresor, apenas estuvo 50 meses en producción. Hasta el cese de su fabricación, en 1967 se habían construido 117.964 unidades. Su carrocería permaneció casi inalterable con la excepción más destacada del doble cristal posterior, producido solo el primer año y que a la postre serían las unidades más buscadas por los coleccionistas. Con el Sting Ray se iniciaba un época donde la potencia pura y el manejo deportivo significaba el signo más identificativo de la deportividad estadounidense y del denominado estilo americano.

PIEZA EN EL MUSEO MAHI

La unidad que podemos observar salió de fábrica en 1965. A finales de los años 90 años fue adquirido por la Fundación Jorge Jove que, desde entonces, lo ha mantenido en perfecto estado. Supone una pieza importante del apartado de iconos americanos dentro del Museo de Automoción e Historia (MAHI) en Arteixo. Un espacio didáctico para toda la familia, donde la historia automotriz cobra un significado pedagógico único no solo a través de la singularidad de sus más de 400 vehículos sino por la inclusión de elementos de cine, música o tecnología. MAHI se posiciona como uno de los mejores centros expositivos a nivel europeo, gracias, entre varios atractivos, al conjunto de autos y piezas expuestas de dos de las mejores marcas de automóviles de todos los tiempos: Hispano Suiza y Pegaso.

WEB

Prototipo XP-87: el primer Sting Ray

En 1959 Bill Mitchel, directivo de GM y defensor del método de utilizar las carreras como experimentación, tomó prestado un prototipo perteneciente a un programa para evolucionar el Corvette que la propia marca había cancelado. Una vez rediseñado y modificado, este auto, denominado XP-87, participó con éxito en competición. Este prototipo, cuyo diseño rompía con todo lo anterior, serviría finalmente como inspiración para la creación de la segunda generación del Corvette, cuyo nombre de guerra, Sting Ray, también lo heredaría. En la tercera generación, la denominación sería la misma, pero ambas palabras se unirían por cuestiones de márketing en una sola, Stingray.