El agujero negro

Manuel Blanco Desar
Manuel Blanco Desar EUROPA NOSTRA

OPINIÓN

miguel souto

03 ene 2024 . Actualizado a las 08:45 h.

Miro un mapa de Europa. En el sur sigue habiendo un enorme y persistente agujero negro, el agujero español. En este caso de su Estado, no de la nación. No confundamos. Del Estado con todas sus comunidades autónomas. Todas tan dadas ellas a los matices diferenciales. Todas ennegrecidas.

Por su dimensión y volumen, todo el Estado español sigue perseverando en dejar mal a Europa. El resto de la Unión no es que sea una maravilla, vista la competencia y éxitos foráneos. Claro que Europa se está durmiendo en los laureles y a sus ciudadanos nos aterra vislumbrar las dramáticas consecuencias.

Este mapa coroplético de Europa nos delata. La distribución cromática ha variado mucho desde que arrancó este siglo, aunque el color español es oscuro desde finales del precedente. Entonces, Irlanda era tan negra como España, como lo fue Polonia y otras hace poco más de una década. Pero ahora, Irlanda, Polonia y otros estados se han esclarecido por tener las ideas claras.

Supongo que ya imaginan que este mapa estadístico es el del desempleo, e incluso el del subempleo. Por España van pasando gobiernos de todo tipo, pero de esta negritud no nos libramos. Los sucesivos ministros de Economía y Trabajo se van comparando con sus predecesores para luego colocarse mejor, aunque el luto español persevera: la de más parados, la de más precarios. Los boletines oficiales revientan con medidas leguleyas, pero los negros resultados subsisten. De últimos, de últimos, últimos. Nuevos ministros vendrán que no se sonrojarán con los datos que desde Luxemburgo todos sus colegas han de conocer cuando se encuentren en la gran sala de Bruselas. Mientras, los pobres españoles, sean andaluces, asturianos e incluso catalanes, pagarán en sus carnes este descomunal fracaso. Nada digo ya de la adicción por la deuda pública de nuestro Estado, que regala más de 30.000 millones de euros anuales a los rentistas, en vez de invertirlos en investigación.

Si hubiera civismo o hasta patriotismo, con 20 años de oscuridad ya habría bastado para cambiar, pero nada de eso hay. Cada cual va a lo suyo, a la colocación personal y/o familiar, a la paleta vanidad de verse en las portadas para luego desaparecer y morir. Mientras, el agujero negro de Europa aquí sigue. Los mapas de Eurostat deberían buzonearse desde la UE casa por casa, a ver si alguien reacciona para bien. Sin embargo, en España habrá quien no quiera, y menos el del último año, e incluso el de hace una década, o de hace dos y hasta de 30 años atrás, remontándonos al infecundo 1992, con la Expo, el AVE, las Olimpiadas. Hablemos de otra cosa, dirán, de otra vacuidad, de otra españolada.