José Luis Gómez, entrenador de baloncesto y valdeorrés del año: «Intentamos que los niños practiquen cualquier deporte»

OURENSE

Victoria, entre balones en el polideportivo municipal barquense
Victoria, entre balones en el polideportivo municipal barquense CEDIDA

El Casino de O Barco distinguió al fundador del Muebles Victoria por décadas de trabajo en el baloncesto de formación

08 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

José Luis Gómez Álvarez (O Barco, 1961) fue desde pequeño uno de esos deportistas multidisciplinares, que probó varias modalidades antes de enfilar su pasión por el mundo de la canasta. Su empeño de varias décadas en lo que primero fue CB Barco y después Muebles Victoria —su empresa familiar—, fue reconocido por el Casino de O Barco para nombrarlo valdeorrés del año.

—¿Cómo sienta un reconocimiento de este tipo en su propia localidad natal?

—Lógicamente estoy agradecido, pero estas cosas sentimentales me machacan, me empieza a fallar la voz y no sé como reaccionar. Aún así, no cabe duda de que te carga las pilas para continuar tu trabajo y yo quiero seguir varios años. Lo importante es que intentamos que los niños practiquen cualquier deporte, aunque no sea el baloncesto, porque es fundamental. Por eso estoy pendiente de una reunión con el Concello para darles mi lista de peticiones. Si un niño llega al Madrid o una niña al Ensino de Lugo está bien, pero lo valioso es que añadan el deporte a su formación física e intelectual.

—¿Cómo se enganchó al baloncesto?

—De niños jugábamos a todo. A mí me gustaba el atletismo, la natación y, por supuesto, el fútbol. En los Agustinos de León lo que mandaba era el balonmano y hasta llegó a entrenarme un internacional como Cecilio Alonso. En La Salle, en Santiago, volví a interesarme por el fútbol, pero de vuelta a casa en las vacaciones, lo que más me atraía era el baloncesto. Con Tinín González fundamos el Adas y más tarde el CB Barco, así que años después, cada uno fue con lo que más le atraía.

—No es fácil la organización logística del deporte en O Barco.

—Para nada, menos mal que me echa una mano mi hija Patricia. Cuando era joven —ya tenía ficha de entrenador con 18 años—, podía con todo, pero cada vez cuesta más. Logramos éxitos impensables para un pueblo como este. Fuimos a campeonatos de España en distintas categorías y tenemos algún título gallego. Hoy tenemos casi 150 licencias, diez equipos y hasta exportamos técnicos. Habrá que seguir horneando.