Carlos tuvo claro con 18 años que su amor a los caballos le abría un futuro laboral

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

BOQUEIXÓN

Alberte Peiteável

Jefe de cuadras de la Asociación Pura Raza Galega, es instructor de doma y profesor en la Escola Agraria de Sergude

09 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde siempre se sintió atraído por el mundo de los caballos, y eso que no tenían ningún referente en su casa. «Pero estuve insistiéndoles a mis padres para que pudiera ir a montar. Y hasta logré que me compraran un caballo». Carlos Vilas, natural de Vilagarcía, aún recuerda a su primer equino: «Se llama Saleta, y ya no lo tengo, pero sé que aún pasea por ahí». Con su perseverancia consiguió doblegar la resistencia de sus padres, que cedieron definitivamente y le permitieron tomar clases de doma. Con 18 años puso rumbo a Madrid para formarse en la escuela hípica Las Cadenas como técnico deportivo de hípica. Entonces ya tuvo claro que su pasión por los caballos le abría una puerta hacia el mundo laboral. Después de dos años en Madrid, en los que participó en algunos concursos, Carlos regresó a Galicia, y lo hizo por la puerta grande. Desde hace casi dos años ocupa el puesto de jefe de cuadra en la sede de la Asociación Pura Raza Galega, en el pazo de Quián, en Sergude (Boqueixón). «Mi día normal empieza con los trabajos de limpieza de los caballos. Es muy importante cepillarlos y tomarles la temperatura todos los días, para comprobar que están bien y que están en condiciones de hacer ejercicios», explica Carlos. En sus manos está la organización de la actividad de cada uno de los caballos, así como su alimentación. «Tenemos una docena de caballos y un potro». Todos son de Pura Raza Galega. Además del cuidado y la vigilancia atenta de los equinos, Carlos también se ocupa de los trabajos de doma. «Son caballos con un carácter fuerte. Hay que conocerlos y no forzarlos. Los de Pura Raza Galega son más difíciles de domar, porque son más pequeños y menos flexibles que los de raza española», señala. Quizás por esa mayor dificultad, indica, «la satisfacción es mayor. Es importante respetar sus tiempos. Ganar su confianza y crear un vínculo con ellos». Si la doma y la monta le llena de satisfacción personal, transmitir sus conocimientos a otras personas le supone un reto. Carlos Vila imparte las clases prácticas de doma y monta a los alumnos de la Escola Agraria de Sergude, donde Jacobo Pérez Paz, presidente de la asociación, se encarga de la parte teórica. Lejos de pensar que ha llegado a lo más alto de su profesión, Carlos asegura que «en el mundo de los caballos no dejas de aprender nunca. Cada uno de ellos va a enseñarte algo nuevo. Cada caballo es un mundo. Nunca se deja de aprender», destaca.