Roberto Pereira, presidente del Club Financiero de Santiago: «Diseñamos un curso práctico para solventar necesidades de directivos de empresas familiares»

Olimpio Pelayo Arca Camba
o. p. arca SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Sandra Alonso

La primera iniciativa formativa de la Escuela Gallega de Consejeros comenzará el 4 de abril con docentes de Garrigues

16 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El Club Financiero de Santiago, que preside Roberto Pereira, estrena su Escuela Gallega de Consejeros (Esgaco) en el próximo mes de abril con un curso diseñado para formar a los actuales y futuros consejeros y administradores de las empresas familiares gallegas.

—¿Cuál es el origen de esta iniciativa?

—En el Club Financiero de Santiago (CFS) siempre tuvimos inquietud por la formación continua, fundamentalmente enfocada a los dirigentes de empresas familiares, que son el porcentaje mayoritario de nuestro tejido empresarial. Tuvimos ya experiencias con dos de las mejores escuelas de negocios, como son Iese y Esade, que permitieron en su día la formación de estos directivos en las instalaciones del CFS, evitando que tuvieran que desplazarse a Madrid o a Barcelona para recibirla. Eran programas cerrados, y siempre tuvimos la ambición de ir más lejos, de hacer algo más a la medida de nuestras empresas, enfocado a las necesidades y carencias que detectábamos que había en materia de formación para buscarles solución.

—¿Cuáles son esas carencias?

—Son cuatro, entre comillas, urgencias. La primera es el desconocimiento de las responsabilidades de los administradores y consejeros, porque muchas de estas empresas son, digamos, sobrevenidas: un negocio puesto en marcha por un autónomo que va creciendo y en un momento determinado adquiere el tamaño de una empresa familiar en donde ya aparecen pues segundas generaciones y miembros de la familia. Y ese es el segundo de los problemas: la incorporación de familiares a los consejos de administración sin tener formación previa de ninguna clase. La tercera cuestión sería la sucesión de la empresa familiar. Y el último apartado es buscar alternativas a pymes que han experimentado ya esa evolución.

—¿A qué se refiere?

—Son ya empresas de un tamaño un poco mayor, y se trata de buscar herramientas para que sean capaces de conseguir músculo financiero para competir en un mercado que cada vez es más global: ya no se trata de pelear solo con la pyme del entorno de nuestra comunidad autónoma, sino que vamos a estar compitiendo muchas veces en un mercado global que implica hablar de la internacionalización de la empresa.

—¿Cómo plantean el curso para dar respuesta a esas cuestiones?

—Pretendemos que no sea exclusivamente académico, al contrario: que aborde las soluciones a esos problemas desde el ejercicio práctico. Por eso lo hacemos en colaboración con Garrigues, con los profesionales, no digo profesores, que impartirán esta formación y que están en contacto con el día a día de la empresa. Lo que se va a contar son experiencias reales, no es un curso para venir a estudiar, sino para aprender de qué forma se están abordando las soluciones a estos problemas.

—¿Cuál es la duración?

—Hemos tratado de simplificar al máximo el curso, para permitir que la gente lo compatibilice con el día a día de su empresa. No es un máster de 400 horas, serán los jueves de abril y mayo (excepto la Ascensión) por la tarde, de 16 a 20 horas. Son 30 horas, que se impartirán en las instalaciones del CFS a partir del 4 de abril. Limitamos las plazas a 25 para que sea muy interactivo y posibilitar el networking entre los asistentes. Convocaremos nuevas ediciones las veces que haga falta, porque lo estamos ofreciendo a toda la comunidad autónoma, aprovechando que la ubicación de Santiago permite que se desplacen desde las cuatro provincias. La Consellería de Economía, Industria e Innovación colabora con el curso, cuyo programa está siendo muy bien valorado.

«A veces cuesta que el empresario dedique tiempo a esta formación»

Pereira se muestra convencido de lo que la iniciativa de Esgaco es útil al empresariado:

—La apuesta es importante. A veces cuesta trabajo convencer al empresario de que tiene que hacer un pequeño kitkat en su actividad y dedicar un tiempo a este tipo de formación, porque lo que le van a aportar estas 30 horas tiene un valor muy superior al tiempo que le dedica.

 —Señala que Esgaco nace con vocación de continuidad. ¿Por dónde podrán ir nuevos cursos?

—La gente que vaya pasando por el curso y vea la necesidad de formarse en algún tema que se haya abordado un poco más por encima lo podrá aportar. Los propios alumnos van a marcar las necesidades de nuevas convocatorias.

—Centrados en Santiago, ¿cómo ve el objetivo de fortalecer su sector industrial frente al muy mayoritario de los servicios?

—Podríamos calificarlo de lucha titánica, y creo que hay mucho interés en llevarlo a la práctica. Es difícil porque venimos de mucho tiempo volcados en el sector turismo, o sea, hostelería y restauración, pero necesitamos tejer un complemento que facilite la implantación de otro tipo de industria. Tenemos una universidad muy competitiva en investigación, y eso permite la posibilidad de que de alguna manera se traslade al tejido empresarial. Eso en mi opinión aporta ventajas competitivas grandes, genera mano de obra altamente cualificada, con un alto poder adquisitivo que acaba por tirar de todos los demás sectores.