Chuletón de Lugo en Hong Kong, 240 euros

SANTIAGO

Allá donde llegan nuestros productos, por muy lejos que sea, arrasan.

13 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Está claro. Allá donde llegan nuestros productos, por muy lejos que sea, arrasan. Hasta los periodistas de Hong Kong se rinden ante la carne gallega. En el periódico Apple Daily, el segundo de mayor tirada en esta ciudad, publicaron un reportaje en el que llegan a calificarla como el Ferrari de las carnes. Detallan el modo de cría y alimentación. Cuentan que los animales viven libremente y se ejercitan para que la grasa se distribuya de forma especial entre las fibras musculares. En definitiva, todas esas características que nosotros como papanatas nos encargamos de ensalzar del buey de Kobe resulta que las tenían as nosas rubias galegas. El reportaje incluye una imagen de Francisco Pazos, un vigués de 36 años que es chef ejecutivo del grupo King Parrot, que cuenta con 40 restaurantes. «Es el mayor de Hong Kong. Yo me encargo de dirigir los cinco restaurantes españoles del grupo, los Steak Kitchen y las nuevas aperturas. Además, soy el responsable de la importación de productos específicos de España, como la carne de buey Summum de la empresa de Monforte de Lemos Galcarnes, que traemos en avión y que considero que es la mejor del mundo», explica Francisco, que estos días espera la llegada de un contenedor cargado de jamón ibérico de bellota, aceite y vino. Desde que el chuletón de Lugo llegó a su restaurante hay lista de espera para devorarlo. Pero no solo por su delicioso sabor (procede de animales de entre 8 a 16 años que pesan unos 1.500 kilos de media), sino porque el hecho de que venga de tan lejos, tenga que pasar controles en España y en el país de origen haya que pedir un permiso especial por tratarse de carne con hueso, convierten al chuletón en un producto superexclusivo y eso hace crecer la demanda. «Los chuletones pesan de media dos kilos y medio. Aquí, en Hong Kong, no podemos venderlos enteros. Piensa que la cultura china no es igual que la nuestra y tanta carne la consideran perjudicial. He conseguido hacer piezas de un kilo que tienen gran aceptación», resalta el cocinero vigués. Si a usted le coincide pasar por uno de los establecimientos de Pazos y pedir uno de estos chuletones de kilo le cobrarán 2.200 dólares de Hong Kong. «Según el día, serían entre 200 y 240 euros. Puede parecer excesivo, pero intervienen factores como el viaje en avión, los impuestos en las aduanas, que es un producto exclusivo y que el precio del local es diez veces superior al que te puedes encontrar en España, argumenta Francisco. Los periodistas de ojos rasgados concluyen que la carne australiana Tomahawk, la americana Sirloin y la canadiense Angus están bien, pero ni siquiera se pueden comparar con la carne de Lugo de la Finca Balboa de Monforte. ¡Cuándo demonios aprenderemos a poner en valor lo nuestro y dejar de pensar que lo de fuera es mejor!

Cata de caviar

Me puse a pensar en la cantidad de catas que se han organizado en Galicia en los últimos años. De chuletón de buey, que yo recuerde, no asistí a ninguna ni me suena que se haya convocado. Pero no solo de vino, que es lo clásico, sino de cervezas, orujos y hasta de aguas. Sí, que recuerdo que había un especialista que era capaz de identificar de qué manantial procedía cada una. Estoy convencido de que había truco. También recuerdo una de rones en la que conocí a Franklin Brugal, de la familia propietaria del ron, que a sus ochenta y tantos años me explicó, con demostración, que había que tomarlo solo. Y se pegó un lingotazo imponente. Cata de aceites, de cavas, de champán francés... Y si hablamos de comida también recuerdo unas cuantas. Pero esta semana se celebró en Galicia una muy especial por varias razones, por el producto catado, el caviar, y porque los asistentes tuvieron que apoquinar 150 euros por barba. Fue en el marco del gran certamen Vinum Finisterrae que organizó en A Coruña la empresa Copama y por el que pasaron más de mil personas. La encargada de explicar los secretos de las huevas de esturión fue una mujer, Sonia Galtier, de la empresa Acipenser (esturión en latín), que distribuye una marca francesa, Caspia, con sede en la plaza de la Madeleine en París, que fundó un ruso que en 1928 había escapado de la revolución. ¡Todo lo que aprendí! «Ahora mismo no hay cuota de exportación y todo lo que se consume es de cultivo. El beluga, procedente de Bulgaria, sigue siendo el más caro porque, aunque también es de cultivo, solo hace huevas a los 20 años. Los países del Caspio, Rusia, Irán, Azerbaiyán, Kazajistán y Turkmenistán tienen prohibida la exportación «porque el furtivismo y el contrabando casi se cargaron la especie» explica. Para la cata gallega solo trajo beluga, osetra de Italia e imperial francés. Las latas de 10 gramos cuestan entre 20 y 80 euros y la lata de medio kilo en un comercio, entre 1.000 y 4.000. «¿Las setas son todas iguales? Pues con el caviar, aunque los esturiones son de la misma familia, pasa igual», reflexiona Sonia. Por cierto, aconseja tomarlo solo a no ser que «se trate de una persona de alto poder adquisitivo que lo pueda probar a menudo, con lo que no está mal que lo coma de formas diferentes». Un poco de caviar del bueno (nada de sucedáneo) para empezar y un chuletón de Lugo para continuar seguro que, con un poco de suerte, hasta me lo aconseja mi médico de cabecera. Por cierto, la semana pasada les contaba lo de Jessica Bueno, que había justificado su ausencia en la pasarela Pontus Veteris por enfermedad. Al final nos enteramos de que estaba embarazada.